Si hay un nombre que despierta expectación en el mundo cinematográfico es el de Quentin Tarantino. Un director y guionista que dota a sus películas de un estilo único y provocador. Tal es el caso de «The Hateful Eight», el octavo filme del realizador estadounidense, que se presenta como un wéstern y que combina múltiples elementos para dar como resultado una obra de lo más ´Tarantinesca´. Sin embargo, esto no quiere decir que sea la mejor del autor.
En «The Hateful Eight» el guión parte de una premisa básica, a lo Agatha Christie, según la cual ocho personajes de carácter muy diverso quedan atrapados durante una tormenta de nieve en algún lugar de Wyoming, sin embargo, uno de ellos oculta algo. Alguien no es quien dice ser.
Aquí, Tarantino demuestra que uno de sus fuertes es la creación de personajes y en este caso, la vistosa personalidad de cada uno se junta con un reparto que funciona en grupo, en el que todos tienen su momento para brillar y que recuerda un poco al ensamble de «Reservoir Dogs». Lamentablemente, pareciera que los protagonistas de una y otra película del director comienzan a parecerse más de la cuenta, y tenemos a un Tim Roth que casi se confunde con Christoph Waltz, por ejemplo.
La fotografía de esta película filmada en 70mm es simplemente alucinante y el director hace alarde de su talento a la hora de encuadrar y componer los planos, con los que siempre es capaz de comunicar exactamente lo que quiere. Además, la oscura banda sonora del maestro Ennio Morricone pone el toque de misterio a una trama con un final tan exagerado como sangriento.
«The Hateful Eight» no es lo mejor de Tarantino, pero a pesar de ello y de su excesiva duración, es una propuesta interesante y que como siempre rompe con el cine que estamos acostumbrados a ver.
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Lo mejor: La actuación de TODOS los miembros del reparto. La fotografía y la banda sonora.
Lo peor: Le sobra metraje. Los estereotipos del director empiezan a ser repetitivos.
Calificación: 7.5/10 🎬
Cinema 24 